Beijinhos. Índice onomástico
É a hora!
FP
Estou a partir,
finalmente, infelizmente. Se calhar até para todo o sempre. Sei lá, a gente é
que não sabe, embora esteja o tempo todo a fazer planos. Na verdade é que não
me lembro de ter feito na minha vida plano nenhum que derivasse nas imagens
reais, as resultantes da experiência. Esta viagem, por exemplo.
¿Este viaje? Pois é.
Sí, sí, que siempre
soñé con vivir en otra ciudad. Mejor si era en otro país. O sea, que puedes
hacer un montón de planes y, de todos modos, las cosas que ocurren mientras el
plan va realizándose son totalmente diferentes. Y puedes ser específico,
incluso. Dices “vivir en otro país” y Portugal te viene a la mente, quizá por
motivos profesionales; crees que el plan va bien, que toma forma. Pero cuando
dices “otra ciudad”, la cosa ya no es tan simple. Lo accidental empieza a
infiltrarse en tus previsiones y temes perder el control, o reconoces que…
E então Évora não
estava nos planos?
Tava, sim. Sí
estaba, pero ya no dependió completamente de mí, tuvo su cadinho de accidente.
Por eso el temor de no controlarlo todo se materializa de inmediato en nombres
y personas concretas. Portugal era una idea vaga, demasiado amplia, para país tan
pequeño. Una idea vaga pero tenaz, llevaba ahí más de diez años, guardada,
levemente acariciada la primera vez…
Que tiveste em
Lisboa, pois não? Já veo. Entendo. Esa primera vez tan a vuelo de pájaro, cuando empezabas
con la manía de ir a encerrarte a las bibliotecas, a los lugares donde hubiera
libros, como toda la vida. Tás a perceber? Estou. Sí, que fuiste a tocar tierra,
como quien dice, a echar un ojo, como el turista extraviado que somos en todas
partes cuando los planes no han tomado forma. Portugal y la posibilidad de que
el sueño se realizara terminaron por concretarse en nombres. El de Évora y el
de la Dra. Ana Luísa llegaron juntos, por ejemplo. Olha, imagina que la idea de
Portugal es un pliego grande de papel que extiendes sobre la mesa. Esos
primeros nombres son el área que trazas para delimitar el contorno de tu sueño,
sus líneas más generales. Lo pones en perspectiva de manera que Lisboa se vea a
lo lejos, por pura utilidad. Habrá que ir ahí regularmente, pues las
bibliotecas, como los planes, son imperfectas y es necesario complementarlas
con nombres, títulos, formas que el carboncillo delinea un poco al azar sobre
el papel, pero que va estructurándolo todo. Te permites ligeros desvíos, como
Parede: Sofia y Maria, las senhorias del Erbianbi, a Jacky y a Bee, as cadelinhas.
Los desvíos hacen los sueños más originales, caprichos que los personalizan y
te distinguen de la masa informe de los turistas.
Nombres, porque
hay que dar todos los créditos en la película, elaborar algo así como un índice
onomástico. Percebes como não faz sentido nenhum? Es como si pudieras planear la gente
con que vas a cruzarte en el camino, como si fuera un factor controlable. El carboncillo
te lleva la mano, avanza sobre el papel, pero te es muy difícil creer que se
mueve por voluntad tuya o que reproduce una imagen almacenada en tu cabeza. Não
faz sentido nenhum, pá! Agarras el teléfono y empiezas a llamar a todos los
caseros potenciales. ¿Estaba en los planes que respondiera el señor Rocha? ¿Su
generosidad y la de señora Margarida estaban planeados? ¿Qué fueran los papás
de Alice, la organista prodigio a la que no sólo tuviste el gusto de conocer
sino de escuchar dos veces? Los propios señores Rocha no lo habrían previsto: así
como una tarde inesperada les entró un mexicano por la puerta, alguien se les
apareció con la noticia de que esa niña no iba a estar con ellos mucho tiempo,
pues se había sacado la lotería del genio y el talento, que era forzoso
desarrollar. Simba y Manjerico tampoco estaban en mis planes, y sin embargo,
tantos ladridos, tantas festas. Lá cima, o Leandro y o Nelson tampoco estaban
contemplados. El carboncillo los contorna igual.
La armonía
eborense, los serões literarios: André, Nuno, Vicente, virgilios y ferreirianos
por la ciudad con un calor de Inferno. Diz-me si consegues prever en cualquier
coisa que planeas las cervezas que te vas a tomar y las horas de charla, los
conocimientos que vas a llevarte de ahí, la lista de libros por leer que se
suma a la Lista de libros por leer. Información nueva para planes potenciales,
de leitura se calhar. Y pumba! La iniciación en la evoricidade: los jantares,
las bromas, las risas, las caras de cansancio a altas horas de la madrugada que
ficavam mais um bocadinho, estoicamente.
Prezada vizinha: mereces
un párrafo aparte, não achas? Es verdad que este texto es algo así como los créditos
al final de la película. Pero enlistar las cosas que te agradezco estaría muy chafa. (mexicanismo por acrescentares à lista).
Ia ficar muito chato, quise decir. Insisto en tu paciencia para las
correcciones. Ofrezco em troca una confesión: aunque tampoco fueras parte de
los planes, sí pude prever que nos íbamos a volver cercanos. En México me pasa
igual: acabo siempre por relacionarme más profundamente con las mujeres que con
os gajos, sei lá, se calhar por tanta convivencia con mi mamá y con mis
hermanas. Allá también tengo una vecina, muy querida, y un montón de amigas
para as coscuvilhices. Se van rompiendo paradigmas, se acepta cada vez más que
los hombres también somos muy buenos para el chisme. Querida Patrícia: I
think this is the beginning of a beautiful friendship. Pois é. Beijinhos.
El sueño tiene
forma ahora. Faltan detalles por afinar, nombres que agregar a la lista
mientras sus rostros siguen presentes en mi memoria, y que aos poucos se irán
desdibujando: Sara, Maria Gato, el Dr. Hélio, Francisco y Francisca, Guilherme;
la sociedad iniciática de los caracóis: a Isabel, a Teresa Maria, o Ricardo. Rostros
que se van desdibujando a falta de palabras: el de Ana Teresa, el de Vanessa,
tan lindo. Rostros que no puedo asociar a nombres, el balconista de Choupana,
el de la biblioteca pública, que se avergonzaba un poco de su mano mala, el de
la SHE… Cuando se acaban los nombres es seguro que ya no hay nadie frente a la
pantalla, hay que irse. É a hora!
Es verdad que el
viaje continúa. Pero lo que sigue de él ya escapa a los márgenes del sueño. Queda atrás el Alentejo, queda atrás también
mi portuñol. Alivia el peso de la despedida saber que el resto de mi viaje tiene
que ver casi todo con segundas partes, con amistades que se consolidan. Nombres
y rostros reencontrados: Silvia, Miguel Ángel, Carlota, el Vicente español,
quizá Cristina, acaso Julia. El plan incluía más nombres: Lisa, Elena, Maribel…
No hay que ser tan ambiciosos, pues aunque finalmente, infelizmente, llega
siempre la hora de partir, ahí a donde nos vamos, el plan acaba por dejarle
espacio a lo inesperado y distribuye los tiempos para segundas y terceras
partes. Tchau!
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