viernes, 1 de junio de 2012

¿Qué entiende usted por poética?

Fue el tema que seguramente se le ocurrió de último momento al profesor para fastidiarnos con un trabajo final. Mis pensamientos, como tiene que ser, se encaminaron inmediatamente hacia el lugar común: la poética es la palabra romántica llena de amor y esas cosas bonitas que se dicen los amantes. Apenas reprimí la carcajada, pero ya el profesor había advertido mi estúpido rictus, tal vez la burla que frecuentemente hago de mis propias ocurrencias, y sólo enfatizó con su voz la fecha de entrega.
Como falta bastante tiempo, pienso ahora en la poética como un proceso de creación -ya veo al profesor sonriendo ante mis avances de aprendiz lento- para crear, por ejemplo, unos labios; la poética de los labios. Y acudo a la memoria como fuente principal de materiales: ¿qué son labios? ¿qué son miradas que son labios? Y mi voz ya no es mía, porque el recuerdo de este nocturno me hace tomar prestada la voz de otro que seguramente dudó, ante el torrente de las sensaciones, de lo que eran labios para poder escribir eso. Luego doy conmigo mismo pensando en una poética personal de los labios, y me veo frente los delgados y carnosos de Z., cuyo placer aun hace unos años me atormentaba, porque temía que L. me sorprendiera gozándolos como alguna vez gocé los suyos entre palabras “poéticas” que hoy me darían tanta risa. Sí, la poética de los labios como la de unos hombros desnudos; obsesiones en las que uno ahonda sin darse cuenta de que la obsesión se vuelve también objeto poetizable.
La mirada del profesor me vuelve a la seriedad del asunto. Hay que pensar en tópicos, en isotopías que permitan detectar cómo el artista ha echado mano de los recursos de la tradición poética y casi sin quererlo, o quizá porque hace tanto calor, llego a esos versos de Vallejo: pienso en tu sexo, simplificado el corazón y me lo encuentro lleno de isotopías del superyó y de la mitificación del erotismo ausente, y veo los versos pero no las isotopías ni las mitificaciones. Porque el poeta dijo “simplificado el corazón”; y si uno se simplemente simplifica el corazón, ¡pues piensa en un sexo y en los surcos prolíficos de la carne! ¿A quién se le va ocurrir que la isotopía vallejiana está enmarcada por las recurrencias verbales que aluden a un problema de sexualidad no resuelto cuando la imagen está ahí viva, palpable, húmeda y -discúlpeseme el neologismo- erectizante? Tanta isotopía frente a la mujer desnuda que imagino frente a mí, ofreciéndome ya no su carne sino su sola imagen -de haber sido la carne seguramente estas líneas nunca hubieran existido- sin disfrutar sensiblemente de ella es un rigorismo inhumano, o más bien un lujo intelectual que no puedo darme, no con mi beca de la Universidad, que me obliga a encontrar isotopías y mitificaciones en la carne viva de unos versos que me conectan con una vida que no tengo definida en absoluto, porque Vallejo también imaginó en su celda a esa mujer que lo ligaba con una vida que no podía tener en esa reclusión no sólo verbal, sino terriblemente real.
No me vengan a decir entonces que la poética debe entenderse nada más como un conjunto de recursos verbales y culturales de los que el poeta echa mano para conseguir “la forma artística”; no me vengan a decir que la poética no pasa por la vida o que nosotros no pasamos por la poética que cada cosa tiene: unos labios (ausentes o presentes), unas sábanas desordenadas, un atardecer o un simple caminar entre las estatuas automáticas que se nos van cruzando por la calle. Quien no sepa decir esto de la poética, que se ponga a buscar isotopías y quizá hasta saque un diez.

2 comentarios:

  1. labios + hombros = mujer
    mujer + isotopías = escritura
    escritura + poética= oficio + consciencia = academia
    academia + escritura = trabajos finales
    trabajos finales ≠ mujer

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    1. Jajaja!! Buena formulación. Pero creerás que se da uno tiempo para todo??

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